El business continuity garantiza el correcto funcionamiento de una organización y el mantenimiento de su actividad en caso de incidente o crisis.

La continuidad de negocio o business continuity hace referencia a una serie de medidas, estrategias, herramientas y tecnologías encaminadas a garantizar la operatividad de una empresa evitando riesgos o sabiendo hacer frente a los posibles imprevistos, interrupciones o crisis.

En este sentido, el business continuity plan (BCP), que se engloba dentro del business continuity management (BCM), es el diseño de una estrategia que, a partir del análisis interno, la identificación de las necesidades y riesgos empresariales, el posicionamiento en el mercado, la tecnología disponible y los desafíos a superar, establece los pasos a seguir en caso de que se produzca la interrupción total o parcial de la actividad de una organización.

Es decir, es la planificación de los elementos imprescindibles para garantizar la continuidad y el correcto funcionamiento de un negocio en caso de que tengan lugar alteraciones en el mismo que impliquen la necesidad de restaurar o recuperar actividades críticas.

Contar con una división de BCM (ya sea propia o externalizada) que desarrolle y aplique correctamente un BCP tiene como resultado que la organización se pueda centrar en su core business, confiando las labores del business continuity a especialistas en ello.

Etapas del business continuity

Análisis de riesgos

Mediante la introducción de tecnologías inteligentes, se puede llevar a cabo un estudio de los elementos críticos de una organización, así como los costes que implicaría para la misma la alteración o paralización de esos procesos.

A partir de ahí, se establecen los niveles de seguridad requeridos para mantener la actividad y proteger los flujos de información. Todo ello con el objetivo de que el plan de continuidad tenga éxito.

Definición de la estrategia a seguir

Una vez se tiene la información anterior, es posible planificar medidas de continuidad. Es decir, una estrategia que tenga como objetivo minimizar los riesgos de interrupción y responder con rapidez a ella, así como reducir al mínimo sus efectos, en caso de que ocurra.

Para ello, es necesario también definir las prioridades empresariales, establecer procesos fijos en caso de crisis y modos de actuación. Por lo tanto, quien lleve a cabo la gestión del BCM debe contar con capacidades de flexibilidad y personalización, ya que cada organización es distinta y su contexto cambiante y mutable.

Desarrollo de la estrategia e implementación del plan de continuidad

Una vez definida la estrategia, en caso de interrupción, alteración o crisis, se procede a la aplicación del business continuity, de forma que se mantengan los niveles de servicio. En este punto son imprescindibles una rápida reacción y el restablecimiento de la actividad en caso de que se haya paralizado y en base a los procesos establecidos. Todo ello con la ayuda de tecnologías disruptivas que integran todos los procesos de gestión de la organización.

Una forma de evaluar la viabilidad del BCP y su calidad es llevar a cabo una simulación o prueba de efectividad que garantice la real disminución de los riesgos o impactos negativos y la alineación de la estrategia con los objetivos y requisitos empresariales.

Mantenimiento y copias de seguridad

Una importante etapa del business continuity es el control de la información. Llevar a cabo un mantenimiento constante, seguimiento de los datos y medidas de backup puede ser la clave para recuperar el control y restablecer el funcionamiento normal de una operativa en caso de incidente.

Las diferentes soluciones IT que existen permiten contar con altos niveles de seguridad, realizando de forma constante y periódica copias de seguridad. De esta forma, se pueden recuperar rápida y eficientemente los datos que posibilitan el funcionamiento de los equipos y la continuidad del trabajo si se produce una interrupción del mismo. El objetivo final es mantener la disponibilidad de los datos para seguir ofreciendo los mejores servicios de calidad a los usuarios.

Por lo tanto, la importancia del business continuity reside en que permite garantizar el funcionamiento de la operativa y el mantenimiento de los niveles de servicio que satisfagan al cliente analizando los riesgos y superando los obstáculos que puedan surgir gracias a la planificación de una estrategia previa que prevea dichos contratiempos.

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