La tormenta perfecta suma y sigue. A los problemas de capacidad, el aumento imparable de los costes y la falta de mano de obra se ha unido un nuevo factor que promete dejar huella en el sector logístico: la crisis energética.

Navegar por los desafíos relacionados con el transporte y la logística nunca ha sido tan difícil como lo es hoy. En todas partes, los líderes de la industria siguen buscando la manera de lidiar con varios problemas que, en conjunto, están poniendo a la cadena de suministro global en un grave aprieto.

Hay pánico en la compra de gasolina en Reino Unido. Los precios del gas natural en Europa y Asia se están disparando. Las protestas debido al aumento de la factura de la luz se encadenan por todo el Viejo Continente. India y China carecen de carbón para abastecer sus infraestructuras públicas y el racionamiento energético comienza a estar a la orden del día. Mientras, se acerca el invierno.

Una onda expansiva

Primero fue la crisis de la cadena de suministro global inducida por la pandemia a través del transporte de contenedores. Ahora, es la crisis energética en Asia y Europa. Las reservas de materias primas energéticas no se han acumulado lo suficientemente rápido para hacer frente a la demanda, colocando a la logística, de nuevo, en el punto de mira.

Mientras el último eslabón de la cadena de suministro, el cliente, prevé menos envíos, más tarde y más caros, la industria se une para reclamar una atención especial con el fin de salvaguardar el funcionamiento de la logística.

Del precio a la cantidad

Desde el mes de enero, en plena ola de frío, la luz no ha parado de aumentar su precio, alcanzando nuevos máximos históricos día tras día y llevando a la logística a una cuenta de resultados que “no aguanta más”.

En estos términos lo expresa la organización empresarial de logística y transporte UNO, que ve en esta crisis otro inoportuno lastre para un sector que ha demostrado ser clave. Para la patronal, el panorama está poniendo freno a la recuperación de una industria que necesita manejar maquinaria durante muchas horas.

Sin embargo, a pocas semanas de cerrar el año, la atención ya no sólo se está centrando en el coste, sino en la disponibilidad, ya que la ausencia de ciertas materias primas podría impactar de forma directa sobre algunos nichos, como la logística del frío.

Vital para la supervivencia

La logística a temperatura controlada es una de las actividades que más sufre las variaciones en el mercado energético. De hecho, como expone la Asociación de Explotaciones Frigoríficas (ALDEFE), la energía eléctrica no solo supone el 40% de su cuenta de explotación, sino un elemento vital para su subsistencia. En este sentido, la organización apunta a que el mayor problema no es asumir cambios que no estaban anunciados ni en el mercado energético ni en la gestión empresarial, sino el hecho de no poder “repartir” las consecuencias, de manera que el impacto sea menor.

En este sentido, el problema más grave es para las empresas, que ya han cerrado los contratos con los clientes a un precio determinado y ahora los costes no paran de incrementarse sin que se puedan repercutir a terceros, abocando a la logística a unas pérdidas que ponen en peligro a las compañías y al empleo.

Oportunidad para otros

Como en muchas otras industrias, el suministro de energía en Europa y Asia se está reduciendo debido al incremento de la demanda posterior a la pandemia. Sin embargo, a pesar de que marcas de renombre como Apple están sufriendo interrupciones en su logística internacional, muchos están viendo en esta crisis una nueva oportunidad de negocio.

Así sucede, apuntan los expertos, en el caso del transporte de graneles secos, con un aumento de las tarifas al contado en paralelo al aumento de la demanda de carbón térmico. El transporte marítimo de buques tanque también podría experimentar un incremento junto con los barriles de petróleo, por las mismas razones.

Cambio de perspectiva

Pese a ser demasiado pronto para cuantificar el verdadero impacto de esta crisis energética, el panorama prevé cambios en la logística que, oportunamente, favorecerán al sector ante posibles alteraciones futuras.

“Las empresas están tratando de reinventarse para poder minimizar el enorme incremento de costes que supondrá esta situación y evitar rechazar trabajos”, explica la industria logística española.

En este sentido, durante las últimas semanas las empresas no solo han trasladado su preocupación, también su decisión de impulsar medidas encaminadas al ahorro energético y la autosuficiencia, tratando de reducir al mínimo el efecto de la crisis energética.

¿Y ahora..?

Más allá de los pros y contras que está suponiendo la escasez de estos recursos, lo único que está claro es que, como todo gran impacto, este vendrá acompañado de un nuevo paso en el cambio de paradigma. No les sorprenda, por tanto, que las conversaciones sectoriales empiecen a girar en torno a reenfocar los procesos operativos de las compañías o adaptar las instalaciones para impulsar el autoconsumo.